LIBROS POR PATRICIA SCHAEFER RÖDER

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miércoles, 25 de noviembre de 2015

TOLERANCIA


Todos hermanos
cachorros de la vida
sentimos igual.

Odios impuestos
por otros desde niños
matan el mundo.

Libertad y paz
son colores innatos
del espíritu.

Enfermos están
aniquilan nuestro aire
en un suspiro.

Razas, colores  
flotan en la cubierta
engañándonos.

Artes de vida
cultura y tradiciones
son pisoteadas.

Nacimos puros
corazón escarlata
los huesos blancos.

Credos, doctrinas
enfrentan a los dioses
luchan a muerte.

Ideologías
que esclavizan la mente
pariendo robots.

Abierta el alma
el espacio es eterno
todos cabemos.


©2015 PSR


miércoles, 18 de noviembre de 2015

PASIÓN

 
aparece sin avisar
temblando profunda
va gestándose como un maremoto
contundente
me cubre
no tiene piedad
entra por mi piel sin pedir permiso
recorre el cóccix
inunda la espalda
camino a la nuca
cada tejido de mi cuerpo la absorbe
poco a poco
hasta quedar toda yo plena de su energía
me engulle
insaciable
me rebosa
impetuosa
quiere salir por mis poros
no la dejo
todavía
necesito disfrutarla un poco más
vivirla
sin miedo
por puro placer
con las pupilas encendidas
los labios hambrientos
con la espalda arqueada
la piel ardiendo
invadida de pasión me rindo
mientras me consume
las venas laten
en un remolino caliente
el espíritu se emancipa
huyendo del torso
las entrañas estallan
océano adentro
en medio de tanto sentimiento
quedo al fin
desnuda de voluntad
...sonrío.


©2015 PSR

 

miércoles, 11 de noviembre de 2015

AMOR (III)


A mí llegaste
entre todas las almas
regalo inmenso.

Mundos eternos
crearás en la vida
de tus pasiones.

Orgullo pleno
habita y crece la paz
de quien te cuida.

Reina única
del corazón materno
que me desborda.


©2015 PSR


miércoles, 4 de noviembre de 2015

AMOR

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Amaneciendo, Alex abrazaba a Andrea. Afroditas asidas al auténtico antojo, ánimas ávidas atrapaban arterias apretadas alrededor, anilladas, anudadas, alucinando arenas ardientes, antorchas apocalípticas avolcanadas, apezonadas. Aunque avanzaban ansiosas, aquellas amantes anunciaban al ambiente aludes amorosos, arrinconando al atributo arrobado.

Ante alcoba apacible, Alex avizoraba ágapes amorosos agigantados albergando alforjas amplias aprovisionadas, albedríos alborozados. Andrea, Artemisa argéntea, añoraba activamente amamantar apetecibles astros animados, arropando amoldada anatomías ausentes. 

Atraídas al área ardiente, ambas anfitrionas arrancáronse atrevidas atributos arcaicos, apoderando anteriores apariencias apostadas; ahora apuradas ante argumentos antepasados. Abriéndose al albor ambarino, Alex, Amazona aceitunada, aró ávida ánforas atadas a albicelestes ancas ardientes, algodonadas. Alabándola, Andrea alardeaba artes al agitarse; apuraba a Alex a amarse alborotadas al abreviado atardecer anónimo, alcanzando alturas astronómicas. Alex, aspirando acelerada, adentraba alma: aire, agua, aromas azules, al ámbito agreste, alegre, azaroso, atrapando ambigüedades apasionadas.

Alimentando alientos áureos, Andrea, acertada, amasó abundantes aceites aderezados almacenados, acariciando a Alex acentuadamente. Alex, almohada acoplada, acomodó alas amarillas angulosas, articuladas; aves azucaradas acicalando a Andrea. Arqueándose azoradas, ambas amantes ávidas arrancaron azucenas albas, amapolas, al anochecer aplomado, armónico, antojándoseles antiguos ángeles anclados a alcobas aledañas.

Alunadas, alumbradas, amantadas, afroditas artistas aproximaron armonías arrebatadoras ante ampliado altar amatorio, acariciándose adelante, arriba, afuera, atrás, abajo, adentro; ascendiendo al apogeo, arañando arrogancias anónimas aprensivas, amnésicas. “¡Amor! ¡Amor!”, aseveraban airosas Amazona, Artemisa; águilas ágiles aleando alejadas, aisladas, ambas altamente agradecidas, aclamando al amor auténtico, afortunado, aflorado, agradable, aseado. Anocheciendo, andaban ajenas al albur áureo alcanzado; alhaja ahora ahogada ante alaridos amativos antojados, ansiosos, aplaudidos.

Años anteriores, Andrea amaba a Alex apoyando apreciablemente aprendizajes apresurados, aprobando alguna acción ardiente, apretada, alborotada, abierta, ágil ante audiencias atorrantes, arrogantes, axiomáticas, amargadas, alacranadas. Apenas antes, Alex, Andrea, amantes atónitas, actuaban armadas ante ataques anónimos, asociados, agrios, agudos, atribuidos al astuto atropello atrevido, acumulado, aumentado; animadas avanzando audaces al abrir aletas auspiciosas. Ahora, al aventurar avatares, aún atraviesan ávidas algunas áreas alejadas avejentadas, avinagradas, afortunadamente aisladas. Asombradas al ampliar ambos asuntos, amadas amantes advirtieron amenazas, ataduras arcaicas, agónicas, asemejando aspectos asonantes, ásperos. Apremiadas, apartaron automáticamente aquellas aventuras, aprovechando aspectos amnésicos anteriores arrimados al argumento anárquico alterno.

Aclarando, acogiéronse a acometer, acompañadas, adheridas, acrobacias acuarianas adoradoras, afectuosas. Aquí, allá, alzábanse alteradas, avizorando arcángeles, árboles, almendras, avellanas, arcos; andamios articulados ascendentes al amplificado aprecio apostado. Amaneciendo auroras actuales, Alex, Andrea, aliviadas, ajustadas, almibaradas, acariciándose aterciopeladamente, aprovechan asegurar anatomías ancestrales: anteceder abrazos al acto amatorio augurado; antepasados apropiados amistosos, auténticos, afirmándose así, acertadas, al avivado amor apasionado: al amor abierto, amén.  


©2015 PSR