LIBROS POR PATRICIA SCHAEFER RÖDER

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miércoles, 29 de agosto de 2012

S U R



Sonrisa y brillo
con los brazos abiertos
me recibes, Sur.
 
Un salto inmenso
mil montañas mágicas
selva y llanuras.
 
Riqueza sin par
mezcla de tantos pueblos
maravillosos.


©2012 PSR


miércoles, 22 de agosto de 2012

J A V I E R


 
Joyero del mar 
en coronas de espumas
tuviste que irte.
 
Alegre estabas
jugando en las olas
con tus chiquillas.
 
Vibrabas pleno
de amor a los tuyos
profundo y limpio.
 
Importante eres
en los recuerdos vivos
entre nosotros.
 
Estás presente
como la luz brillante
del mes de abril.
 
Remonta alturas
en mil ondas perfectas
de sal y viento.
 
 
©2012 PSR 
 


jueves, 16 de agosto de 2012

ISLA ENCANTADA


 
Despierto, y cada día arribo de nuevo. Mañana tras mañana siento que llego a un lugar desconocido y maravilloso. Me levanto atenta a mil oportunidades nuevas que se abren a quien tenga el deseo de aprovecharlas. El olor a tierra húmeda me envuelve, despertando mis sentidos y mis instintos. Desde temprano me dejo abrigar por el sol del Caribe, que lo embellece todo con el brillo más refulgente. Las trinitarias y los guacamayos se visten con alegres colores tropicales, rodeados de miles de verdes incandescentes, destacando bajo el regio azul del cielo. Si alguna tormenta malhumorada quiere ensombrecerlo, los arco iris alegran el cielo boricua como enormes y elegantes abanicos, imponiendo sus tonos amables entre las nubes. Cada mañana, como la primera vez, descubro a los lagartijos y coquíes que no me abandonan a lo largo del día, recordándome la inmensa suerte que tengo de poder compartir con ellos la Tierra del Noble y Valiente Señor. Salgo y siento la presencia contundente del espíritu taíno en todos los resquicios naturales, llenando la fuente que tanto buscó Ponce de León, aquella de termas medicinales que continúa haciendo bien a quienes la siguen utilizando. La esencia taína invade los ríos y playas donde me vuelvo a encontrar en secreto con mi alma; se esparce por seres y montañas gentiles y frescas con sus selvas color esperanza, por las palmas y los árboles estoicos que regalan su sombra a todos los que la necesitan, y por las sencillas y pulcras palomitas de monte, que destacan entre las demás alzando el vuelo con su sonido turbinado en miniatura. En suspiros profundos y limpios, la brisa fresca llena mis pulmones hasta casi reventar; el corazón galopa dentro del pecho, emocionado por la certeza de haber encontrado un precioso refugio para, finalmente, poder echar raíces. Me siento muy bien recibida en este paraíso caribeño, donde el orgullo por lo propio cristaliza en ciudades de encanto moderno y tradicional, con miles de opciones para quien desee esforzarse y salir adelante con alguna idea innovadora. Pueblos con gente bella, sencilla y educada, que amables me abren sus puertas a la par de una gran sonrisa. Simplemente, gente hermosa que encuentro en todas partes que voy. Rodeando este trozo de suelo caribeño está el mar inmenso y profundo; el amante eterno que, sin cesar, besa la costa que lo recibe dulcemente. En medio de ese encuentro extático e ininterrumpido, el mar exhala su aliento de salitre; es su alma indomable que conquista sutilmente a todos los seres que habitan esta armoniosa tierra, inyectando de ritmo su sangre mestiza de bomba y plena, de salsa y merengue, de güiro y bongó. Cuna paralela de tantas frutas conocidas de mi terruño; con ellas se han creado divinos sabores isleños, mezcla de sazones boricuas con gustos de lejanas latitudes. Nada como disfrutar un mofongo relleno de camarones o las empanadillas de La Parguera; en Loíza un bacalaíto y un pionono con maví en la playa, o dejarme condecorar con una Medalla, aun fuera de la época de competencias. En Navidad me doy un gustazo de lechón con pasteles, o también todo el año en la Ruta del Lechón, o tal vez un churrasco o un chillo frito con arroz blanco y habichuelas. Entre el tembleque navideño y el café diario, descubro mi tranquilidad en este paraíso terrenal con aroma a hogar. Después de un atardecer de fuego, llega la hora del descanso junto a mi fiel amiga Luna, que me ha acompañado siempre adonde el destino me ha llevado. La saludo por la ventana y sonrío; ella sabe que día a día vuelvo a sucumbir al hechizo de esta Isla Encantada. Entonces, duermo feliz, sueño bonito y sé que nunca voy a querer partir…
 
 
©2012 PSR



miércoles, 8 de agosto de 2012

LA FUENTE

Al fin la había encontrado. Era una fuente nueva, diferente de todas las otras que había visto hasta entonces. De la más preciosa porcelana, tenía una forma hermosa; delicada, suave, y sin embargo era espaciosa. Su boca generosa tenía un borde en extremo sensual. Cual arco iris plácido y deslumbrante al mismo tiempo, su textura era una amalgama de nácar y talco fino. Era perfecta. Tantas cualidades me atrajeron sin remedio y, seducida por completo, deposité toda mi confianza en ella sin parpadear. La hice mía, la cuidaba con el más puro amor. Se convirtió en la fuente que guardaba mis sueños, mis deseos, mis sentimientos y mis metas. Así fui feliz, hasta que de pronto, y a pesar de mi esmero por evitar su deterioro por la fuerza de los elementos, tan gentil fuente se agrietó. La fractura fue contundente; miles de piezas de todos los tamaños se separaron, esparciéndose alrededor mis anhelos y mi confianza. Enamorada de mi preciosa fuente, en un intento por recuperarla y protegerla, recogí los fragmentos con el mayor de los cuidados, tomé el mejor pegamento y comencé a armarla de nuevo, cual rompecabezas elegante y desafiante que una vez listo, me daría la mayor de las recompensas. Poco a poco fui encontrando trozos grandes que, al juntarlos, ayudaban a reconocer los rasgos de la fuente. Las piezas medianas hacían lo posible por calzar entre las grandes, pero quedaban un tanto tirantes al intentar ajustarlas con las pequeñas, porque al romperse, unas partes quedaron reducidas a un sutil polvo que se esparció por todos lados, perdiéndose de vista. Una vez más, como siempre en mi vida, hice lo mejor que pude con lo que tenía a mano. Entonces, al terminar de arreglar mi preciada fuente, pude comprobar que, a pesar de que la forma y el color se parecían bastante a los de mi fuente original, ya no podría guardar más mis esperanzas en ella. Tenía demasiadas grietas imposibles de sellar. De mi fuente perfecta quedaba solo el recuerdo; sabía que esta versión reparada nunca sería igual. La había perdido.
 
©2012 PSR 
  
  

miércoles, 1 de agosto de 2012

MUSA (II)



vestida de mil acordes
flotando en armonía
una tarde imprecisa
te colaste tímida
por mis pupilas.

pasión es tu esencia
libertad el nombre
desnuda de prejuicios
te reconocí en mi espejo
y sin poner resistencia alguna
me dejé atrapar por tu alma transparente
quedando enganchada con cien anzuelos
al tono prístino de esa paz
que tan inmensa me seduce.

eres tú en tantos rostros
tú en mi aire
este que respiro ahora
el que suspiro
el que me envuelve plácida
sublime
suelto las amarras
una por una
echo el lastre lejos
para volar alto
soltándolo todo
desprendiéndome de mí misma
dejando la jaula abierta de par en par
al libre albedrío
a los instintos más genuinos
al germen de la vida
que despierta en una gota de agua
sacudida por el viento.

me dejo arrastrar corriente arriba
subo por encima del abismo
de los picos ancianos
de las estrellas perdidas
subo…
subo cada vez más
liberándome de mí
olvidando el resto entero
en medio de la brisa
te suelto
tiernamente te suelto
mariposa refulgente
sabes que eres libre
siempre lo has sido
siempre lo serás
eres libre y vives en mí
al mismo tiempo
azul eléctrica
indeleble
abro las manos y te suelto
y sin embargo
sé que no te pierdo
porque somos una.

entre miles te escondes
jugando alegre como una niña
sonríes pícara al verme
compruebas que sigo buscándote
eternamente en los minutos
en los momentos perfectos
en mis días deslucidos
en las mañanas de mis ansias
en las eras de mis sueños.

una vez más
escurridiza y poderosa
como agua rápida
me refrescas y me azotas
en tu caudal impoluto
ahogándome
empujándome
obligándome a respirar
me aferro tercamente a la balsa
para no perecer
en tu torbellino blanco.

entonces, sin aviso, te conviertes
en un rayo de luz pura
pariendo miles de tonos
de este arco iris cálido
que se adueña del espacio en mi pecho.

sola te encuentro
en un paraje del pensamiento
envuelta en pétalos suaves
esperándome.

mi alma se acerca despacio
no quiere que huyas de miedo…
dulcemente
una por una
voy quitando hojas de colores
descubriendo en su fragancia
la pasión que me deja sin aliento.

llegó el momento esperado
cada instante de mi vida
tu alma y la mía
tomadas de la mano
se elevan en un suspiro
intenso
más allá de la nada
llenas de sentimiento
tú y yo por siempre
musa eterna de mis letras.


©2012 PSR