LIBROS POR PATRICIA SCHAEFER RÖDER

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miércoles, 27 de julio de 2011

CARACAS

Julio 2011. Apenas llego a Caracas e instantáneamente comienza a rebobinarse mi memoria junto a mis sentimientos. A pesar de que suelo visitar a mi familia casi cada año, cada vez que vengo, siento que regreso después de pasar una vida entera afuera. Recuerdo claramente que antes, la sola idea de vivir en otra parte que no fuese Venezuela era algo insólito para mí; nunca me vi siquiera protagonizando ningún sueño parecido. Es así, simplemente soy venezolana; una caraqueña que no puede y no quiere eliminar la semilla de concreto y monte que persiste en ella después de cien siglos y a pesar de incontables nuevas vivencias. Si bien es cierto que me sé tan venezolana como cualquiera, con demasiada frecuencia se me quería hacer sentir extranjera aquí mismo, en mi propia tierra. Y aunque intentaba no darle mucha importancia a tantas palabras sin sentido, no puedo negar que de vez en cuando me haya tropezado dentro con esas vetas de confusión y molestia. Así es la vida; ahora que llevo tantos años viviendo afuera, donde realmente soy extranjera, me siento cómoda: toda una ciudadana de un mundo que cada vez se encoge más.

Soy caraqueña y siempre lo seré. Aún puedo decir que he vivido la mayor parte de mi vida aquí, en este pedacito de trópico. Mi infancia tranquila, llena de mañanas frescas y tardes soleadas al aire libre, mangos maduros y paseos por parques verdes, llena de escuela y amigas que continúan siéndolo. Mi adolescencia y mis veintes casi enteros, apasionados de amor y cultura, de cines y museos, de fiestas, de cafés, de subidas al Ávila y salidas en grupo.

Eso fue hace tiempo ya. El destino me llevó a vivir en varios países diferentes y estoy segura de que aún me tocará establecerme en otros lugares más. Pero a pesar de los kilómetros y los años de ausencia, desde que regresé a casa por primera vez, siempre me sucede lo mismo: salgo del avión y mi alma vuela atrás en el tiempo, escapando veloz rumbo a una época luminosa, tan fácil de vivir, tan genuina, intensa, plena… De pronto me veo reencontrándome conmigo misma, redescubriendo una vez más mi familia, mi casa, mi ciudad y mi país.

Al volar hacia el pasado por ese túnel del tiempo improvisado que me lleva desde el avión hasta el terminal del aeropuerto, las imágenes de Caracas que evoca mi mente no encuentran su reflejo en mis pupilas. Me invade un desconcierto total. Después de unos instantes de pánico vuelvo a comprobar que la ciudad sigue viva y cambia con cada respiro que da. Mi bella Caracas ha pasado por tantas situaciones, unas veces amables y otras extremas, que la han hecho madurar a la fuerza y crecer desesperadamente, sin poder encontrar la relación sana entre los dos eventos, abandonándose más bien al crecimiento hueco y a la maduración tardía de un gigante con problemas serios de aprendizaje. Sin duda es una ciudad con muchísimos desafíos, con infinitos contrastes que le dan un aire pesado de metrópoli apocalíptica por un lado y una tenue brisa fresca, vanguardista y tropical, por el otro. Desde siempre, mi ciudad ha tenido problemas de memoria, desechando las cosas buenas que tradicionalmente han funcionado, para aventurarse a tantas innovaciones desconocidas y de calidad dudosa. Para quien no la comprende, Caracas se asemeja a una criatura quimérica, llena de fragmentos más o menos acabados que no guardan relación entre sí. Sin embargo, quienes la conocemos y amamos, sabemos que la ciudad en su valle y sus alrededores es tan noble que recibe cualquier adquisición sin chistar, ajustándose de buena gana a la prótesis de turno.

A Caracas la han engañado demasiadas veces y no se cansan de hacerlo a cada instante. Prometen limpiarle las heridas que le causan quienes tanto la maltratan, mientras le pintan futuros próximos y lejanos de mil colores estridentes que la enceguecen y la dejan delirando en sueños ansiosos, baratos. Ciega por tanto humo e ilusiones vanas se vuelve mi ciudad, sin escuchar consejos ni razones. La verdad es que cada vez escucha menos; más pronto que tarde la ciudad se está quedando sorda, yaciendo inmersa en sí misma, una colmena enorme que no puede apagar el zumbido de fondo que la enloquece poco a poco. Muchas veces le duele la cabeza cuando sin cesar intenta que su lado derecho e izquierdo cooperen y trabajen juntos para lograr una tarea, frecuentemente sin llegar a ningún resultado. La madre leona ruge de impotencia cada vez que alguien es víctima de la delincuencia y el crimen, cuando el temor envuelve a sus crías, y se frustra al ver que el pánico perenne las vuelve indolentes o agresivas. Se ha hecho adicta a los antidepresivos y los calmantes para sobrellevar los tiempos turbulentos que la arrastran sin piedad.

Hoy, mi amada Caracas está maquillada para el aniversario de la Independencia. Con un colorete ligero refrescaron el rostro de la Sultana de 444 años recién cumplidos, le hicieron un nuevo peinado y una caricia en la mejilla. Remozada por fuera, la bella matrona sufre de mala circulación. Sus venas y arterias están taponadas y a veces el cuerpo no quiere hacerle caso, pero al igual que toda Venezuela, su sangre es color vinotinto y tan solo eso le basta para hacer latir fuertemente su corazón.

En estos momentos, Caracas tiene tantas cosas en su contra que a veces la gente no sabe qué responder cuando le pregunto qué es lo que más le gusta de ella. Para mí, sin embargo, la respuesta sigue siendo muy fácil: el Ávila, que no se rinde y sigue acompañando a su amada pase lo que pase, la vida cultural que llena el espíritu de quienes se dejan envolver por su manto, y sobre todo mi gente; los de siempre, los de ahora: todos aquellos que me iluminan, me mueven y me hacen sonreír, son lo mejor de mi ciudad.

No me canso de comprobar que a lo largo del tiempo la historia se revela cíclica, con altos y bajos… Así, tengo la certeza de que en un futuro no muy lejano, Caracas se recuperará y saldrá airosa de lo que la aqueja. Como todo, esto también pasará.


©2011 PSR

jueves, 21 de julio de 2011

ULI

Últimamente, la increíble Ursula leía ilimitadas unidades lenta, íntegramente. Unificando las inusuales uniones, limpiaba impecablemente universos lectivos, ilegales. Ursus la imitaba únicamente lamiendo impaciente un lápiz inútil, usado. Las inmaculadas uvas los invitaban urgentes, lastimosas, impolutas. Ursus lamentábase ingrávido, ultraligero, lúdico. Inventó Ursula la inteligente utopía: la impetuosa unicornia lila, idílica, ufana; la iluminada unitaria, lánguida, indoblegable, unisexual. Luego, intempestivamente, usando lanzas incisivas, Ursula lograba irritarlo. Unidos lavaban imperfecciones usurpadas, lapidificadas, icónicas. Ursus, lentamente, intentaba ultimar los íntimos usuarios lustrosos, impertinentes, ungidos. Laringes inimitables, urracas; los impúdicos universitarios ladraban improperios: “¡Ursula la india, Ursus le implora!”. Ursus los invalidaba untándole las inigualables uñas. La indoblegable Ursula latía intensa, universalmente. Le impulsaba una lasciva invitación ultimada, legítima, ilícita. Usándolo, lo impregnó útil, larga, infinitamente. Ursus la idolatraba.


©2011 PSR

jueves, 14 de julio de 2011

YA ERA HORA...

mi vida es un espejismo
de colores brillantes
reflejándose alegres
desde el envoltorio rugoso
de esta coraza estéril
indigente de cariño.
bajo tus condiciones
cuento contigo
siempre
…lo sé.
estás allí
al resguardo
donde te dejo
cada día
donde te encuentro
cada noche
donde te escondo
de todos
donde aguardas
pacientemente
con esa certeza contundente
de que vendré a ti
una vez más.
llevas dentro
el genio perverso
que tanto abusa
de mi soledad.
soy tan frágil
como me han hecho
una a una
cientos de astillas
esquirlas punzantes
en medio del alma.
eres la perfección total
para mí
un cuerpo perfecto
hermoso
sumamente manejable
con una sola mano
grácil y tan resistente
a la vez.
acerco tu boca a la mía
mil veces
eres el alivio inmediato
puntual
fugaz
para mi tristeza continua
cotidiana
inmensa…
llevas el néctar precioso y alado
que generoso llena este espíritu flaco
a cambio de mi voluntad
demolida.
solo tú contienes el elíxir mágico
la fuente interminable
que transforma mis sueños
en imposibles
arañándolos en jirones
de músculo palpitante.
por ti
mis fracasos son plenos
mis temores justificados
…todos
dejo que me dominen
mil demonios
torturándome
alimentando esas penas planificadas
disfrutándolas
clandestina
masoquistamente.
a ti te pertenezco
toma mis posesiones
mis anhelos
y conviértelo todo en mil tristezas.
eres el grito de libertad
efímera
la carcajada sin control
los ojos desorbitados
el llanto por el golpe
de súbita conciencia.
eres la mentira que ofrece
más de lo que espera
para luego dejarme en la ruina.
juegas sádicamente
con la angustia
de no tenerte.
no te cansas de timarme
una y otra vez.
ahora
mi vista está apagada
y sin embargo
defino todo con claridad.
no quiero desearte
así
con todas mis fuerzas
…ya no
no me esperes nunca más
aunque el corazón se detenga
el mío
deshilachado en tu desamor
este corazón que ahora se desviste
de ti
un trapo de mal consuelo
que estrecho lo arropabas brevemente
ahogándolo sin piedad.
hoy lo entendí al fin
ya era hora…
sé que no te necesito.


©2011 PSR

miércoles, 6 de julio de 2011

SOLO TÚ

flotando mil siglos
en mi espera cósmica
buscaba una señal inigualable
aquel destello perfecto
del alma más radiante.

contando lunas
paciente
sabía con certeza
que el encuentro
era inminente.

me escogiste al fin
un punto minúsculo
perdido
entre todas las almas.
ahora
soy tormenta multicolor
de fino polvo de estrellas
porque amaneces en mí
dejando huella
eternamente.

aquella mañana fresca
trajo tu aliento a mi vida
tu vida a mis sueños
tus sueños a mi voluntad
tu voluntad a mi libertad.

mírame
estoy aquí
germinada de amor
sin escapatoria
…lo sabes.
me empujas
sin soltarme ni un tanto
estrujándome el corazón
suprimes mi yo
soy tu propiedad
y así soy feliz.

hambrienta a oscuras por siglos
ya no estoy más.
solo tú sacias plenamente
tan cruel necesidad
de cariño.

eres un ser de luz
deslumbrante
el mayor de todos.
tu impetuoso espíritu
no se cansa de iluminarme
por todos los flancos
envolviendo mi alma
desde dentro
halada por un torbellino de cometas
me traes de regreso
a la realidad dulce
de tenerme.

sé que me amas
así…
sólo porque sí.
sabes que nunca de ti me apartaré
siempre serás mi bebé.


©2011 PSR